lunes, 18 de enero de 2010

Y barbarie

Es por esa cosa que tenemos los argentinos. Un ombligo muy atractivo, ponele que es. ¡Pero botellazos! Por favor.
Ya había empezado ayer, pero no fue para tanto. Yo llegué tipo ocho, cuando los sonidistas estaban preparando todo, y me senté en el suelo, a pocos metros del escenario. Éramos muchos en el suelo. Y de a poco empezó a aparecer gente que quería ver más de cerca, o ya no encontraba lugar en el suelo, y se paraban delante de la valla. O sea, detrás de la valla, pero delante nuestro. Y de un momento para otro, todos, por esa cosa sincicial que tienen las multitudes, estaban gritando "¡Abajo!" y chiflando. Costaba entender que lo que querían los protestantes era que se sentaran los que estaban parados adelante. Porque había como dos metros entre la valla y el escenario, y costaba ver lo que pasaba. De todas formas, los gritos tenían esa tonalidad medio amistosa del "¡Eh, bolú!" porteño. Ayer, digo. Pero en cuanto Lebón pisó el escenario, lo aplaudimos y nos pusimos de pie, y lo seguimos aplaudiendo otro poco, y ya nadie estaba sentado. Porque además no es música para escuchar sentado. No. Y empezaron a tocar y nos olvidamos de todo el asunto.
Pero hoy, ¡ay! Hoy fue más bestial. En el momento no me di cuenta a qué me hacía acordar toda la escena, pero ahora creo que la imagen mental que me daba era la de El Matadero, de Esteban Echeverría. Creo. Tal vez me acuerdo mal el cuento, no sé, lo leí hace más de cinco años. No, acá no hubo unitarios, eso seguro. Cuestión que hoy llegué más o menos a la misma hora que ayer, quizás un poco más temprano. Ponele que a las ocho menos cuarto. Había menos gente que ayer, y todos estábamos preparados para quedarnos sentados todo el rato, porque calculábamos la música como más tranquila. Y era domingo y había reposeras y familias. Este país tiene algo con los domingos y las reposeras, sea donde sea que uno esté. Se fue haciendo la hora y empezó a pasar lo mismo que el día anterior: empezó a llegar gente que por tal o cual motivo no quería sentarse y se empezó a poner atrás de la valla. Pero nada que ver con lo de ayer, ¿eh? Hoy era una monocapa de personas, tipo nada, y las cabezas apenas sí tapaban un poco más el escenario que lo que lo hacía la valla misma. Y eso que yo estaba sentado bien adelante, o sea que si a alguien tapaban, era a mí y a un par más. Pero igual, los que estaban sentados más atrás se pusieron a gritar "¡Abajo!". Esta vez con un poco más de furia que ayer. Yo no sé, si me preguntás a mí, hubiera elegido otra palabra, tipo "siéntense", o algo que sea un poco más entendible como "Che, los que están adelante parados, ¡abajo!".
Como dije, había familias con reposeras. Había un perro que ladraba agudo. Había un bebé. Y estaba esta familia, con la madre teñida de rubio, en sus muy mal venidos cuarentas, el nene parado sobre la reposera, y la nona, que parecía que mucho no sabía dónde estaba, o le daba lo mismo, y que tenía un gesto un tanto cliché de abrir y cerrar una boca que parecía no tener dentadura. Tenía un ángulo hacia adentro. Raro. Como un Pac-Man, ponele. Pero raro. La madre era la que más gritaba a los de adelante, con una sonrisa socarrona y un aire de no tener nada mejor que hacer. No había empezado el show, y los gritos de "¡Abajo!" ya eran furiosos. E incesantes. Furiosos e incesantes, eso.
Hubo como un respiro cuando se prendieron las luces de show y parecía que iba a empezar. Yo me paré y empecé a ir para adelante, como varios otros, y de nuevo empezaron los gritos, todavía más furiosos y con cierta amenaza en el tono. Y bueno, algunos nos sentimos un poquito intimidados y volvimos a sentarnos. Y apareció Mavi Díaz y su banda entre todo el abucheo para los que estaban parados. Pobrecita. Empezaron a tocar y todavía seguían gritando, y casi no los aplaudían a ellos. Estaban más concentrados ahora en lograr su objetivo de bajar a los de adelante que en escuchar la música. Preferían ver que escuchar. Yo eso te lo califico de gesto vacío, disculpame. Cuando ella empezó a cantar, ahí se callaron. Y cantaba lindo, denserio. Pero el clima estaba tenso y entre tema y tema mucho no se aplaudía, y a veces incluso seguían abucheando a los de adelante en lugar de aplaudir y vitorear al grupo. Daba como vergüencita la falta de respeto hacia los músicos y el ensañamiento por lograr creo que ya no sabían qué cosa.
Ah, no les dije: para ese momento ya habían volado hacia delante algunas bolsas cargadas, supongo, con papeles usados y ese tipo de basura. Sospechosamente tenían una trayectoria que bien podía nacer desde la señora teñida de rubio, que les juro que parecía divertida con todo el asunto de los gritos.
Lo triste de todo esto fue cuando la banda hizo el último tema anunciado y se retiró. Pasaron algunos segundos desde que se habían ido del escenario, y ahora la multitud sentada ya estaba enfurecida, y volaron incluso algunas botellas, siempre con los gritos de "¡Eh!" y "¡Abajo!" acompañando. Está bien, eran botellas de plástico, exageré. Pero, dale, estaban tirando botellas a la gente. Y nadie estaba cómodo, ni los que canturreaban, ni los que estaban parados, ni los que estábamos sentados solamente, tratando de estar cómodos. Y nadie cedía: ni los que estaban parados se sentaban, por una cuestión de respeto o buena onda, ni los que cantaban se resignaban a calmarse. Porque ya está, che, no es tan grave. Bueno, lo que decía: lo triste fue que entre todo el abuchamiento, Mavi Díaz y su banda volvieron, y ella dijo "Gracias, gracias". ¡Pobrecita! Pensaba que era un encore, un bis, y todo el asunto no tenía nada que ver con ella ni con nadie que pudiese estar en el escenario. Y he visto encores en mi vida, pero nunca ninguno que no lo fuese realmente. No sabía ni que existían. Los encores que no son encores, digo.
Pero cuando apareció Luis Salinas, yo me paré. Muchos nos paramos, y no nos importó nada. Lo queríamos ver más de cerca. Y todo estuvo perfecto. Casi. Porque parecía que ya había pasado todo el asunto. Pasaron no sé cuántos temas, y de repente no sé, hubo un intervalo de unos pocos segundos y un tema que empezaba despacito, con un solo de piano lindísimo, pero ya estaban gritando de nuevo. Y digo que era lindísimo porque parecía que debía serlo, pero ya no se podía escuchar directamente. Y te juro que no sé qué les agarró ahora, porque llevábamos como cuarenta minutos parados y nadie había ni chistado. Pero se ve que tenían que llenar el silencio. Y el tecladista estaba tocando y sintiéndolo, y los de atrás no paraban de abuchear. Pero no a él. Y fue largo. Fue una árdua pelea entre abajos y shhh!s que hizo que ese pedazo de música se perdiera.
Y sólo por ganar la discusión, ¿eh? Sólo por ganar la discusión, que ya era solamente forma y no tenía contenido. Porque era obvio que no nos íbamos a sentar y que no teníamos por qué hacerlo. ¿Qué pasaba si nos sentábamos?

Bueno, bueno, perdón, pero después de más de cuatro meses de no escribir, tenía que empezar por algo más campechano, que sino no me sale. Pero es que miren qué lindo que tocan la musiquita:

1 comentario:

Anónimo dijo...

wassup telodeletreo.blogspot.com owner discovered your website via yahoo but it was hard to find and I see you could have more visitors because there are not so many comments yet. I have found website which offer to dramatically increase traffic to your blog http://mass-backlinks.com they claim they managed to get close to 4000 visitors/day using their services you could also get lot more targeted traffic from search engines as you have now. I used their services and got significantly more visitors to my site. Hope this helps :) They offer most cost effective services to increase website traffic at this website http://mass-backlinks.com