jueves, 31 de julio de 2008

Enzima les agrego algo de termodinámica

Ésta es una ocasión especial, pues es la primera vez que cedo a vuestras exigencias y escribo sobre un tema pedido (¡y con menos de una semana de atraso!). ¿Será sobre los análisis de sangre? ¿O sobre los vasos linfáticos? ¿Quizás sobre la filtración renal? ¡No! Todo eso me lo pidieron hace mucho más, y dije que pasó menos de una semana. Así que hoy vamos a tratar, como seguramente dice el título —que no sé cuál es, todavía no se me ocurrió; para mí es una sorpresa—, las enzimas, que bastannnte, bastante conocidas son.
A las enzimas las metemos, por si ya se olvidaron, dentro de las proteínas. Y sí, ya sé que ahora se estuvieron aislando enzimas que no tendrían estructuras proteicas y qué sé yo; pero como bien dijo alguna vez algún profesor mío: "¡Las enzimas son proteinas, que no me rompan las pelotas!". Esta naturaleza proteica es fundamental justamente por eso que decía la otra vez: la cantidad de posibilidades que da la combinación de las distintas cadenas variables de los aminoácidos hace que las enzimas puedan cumplir todo tipo de tareas, sin importar demasiado con qué sustancias está trabajando, o en qué medio lo esté haciendo. Son muy profesionales.
Pero basta de chácharas. ¿Qué es lo que hacen estos hombrecitos subcelulares? Fuera de la explicación que di la última vez, o de aquella propinada por Edgeworth que dice que son como obreritos que hacen todo, la realidad es un poco difícil de explicar, así que tenganmén paciencia. Desde que salimos del colegio primario, creo que todos —o la gran mayoría— estamos en condiciones de repetir monotonalmente "La energía es la capacidad de realizar un trabajo"; pues bien, eso se aplica a todo. Todo en el Universo es energía y cualquier proceso que en él se dé va a requerir de ella para poder efectuarse. Existe una rama de la ciencia que se llama "Termodinámica" que estudia los movimientos del calor o de la energía, que tiene algunas postulaciones interesantes: La primera dice que la energía se conserva. ¿Qué quiere decir? Fácil: que la energía se conserva. Dado mi increible poder de síntesis, veamoslo mejor en el ejemplo clásico: Hay una piedra en la cima de una montaña; esa piedra, por su posición, tiene mucha energía potencial, que es, por mentir un poco, la capacidad que tiene de acercarse al centro de la Tierra gracias a la fuerza de gravedad (también se la puede entender como la energía que se le entregó a la piedra para subirla hasta allá arriba, si quieren). En eso viene un señor que se cree muy vivo y empuja la piedra colina abajo: toda esa energía potencial que tenía (sumada a la fuerza que puso el tipo al empujarla) se usa para que la piedra caiga; la energía potencial se transformó ahora en energía cinética, de movimiento. Supongamos ahora que la piedra llega a un llano (porque si siguiera cayendo, me complicaría la vida a mí); en todo su recorrido fue chocando contra las miles de millones de moléculas que forman el aire y el suelo, las cuales le ejercen cierta resistencia, o fuerza de rozamiento, hasta que la roca finalmente se detuvo. ¿Por qué? Porque perdió energía. ¿Dónde está esa energía? En el calor que generó en la fricción contra el suelo, sobretodo. De esto se desprende que la energía se puede usar para realizar un trabajo, o bien se puede perder como calor, mucho más difícil de aprovechar. El segundo principio de la Termodinámica dice que todo en el Universo tiende a un aumento de la entropía. Entiendanmé a la entropía como una medida del desorden de las cosas (cuanto mayor desorden, mayor entropía): no es lo mismo tener cuatro cubos ordenados formando un cubo más grande, que tenerlos todos tirados por ahí; no es lo mismo tener muchos átomos juntos en una molécula, que todos dispersos por ahí. Al Universo, como a todos nosotros, le es más fácil tenerlos tirados por ahí, porque si quisiera tener su cuarto ordenado, tendría que gastar una determinada cantidad de energía (que iría en contra de la entropía).
Ahora, ¿por qué nos importa lo que haga el Universo con su habitación? Porque en su habitación es donde residimos, así de poético; para que nuestros átomos estén ordenados en moléculas hay que entregarles una determinada energía que puedan aprovechar. En palabras más técnicas: si la entropía disminuye, hay que compensar aumentando la entalpía del sistema para que algo que se llama "energía libre" se mantenga constante. A la entalpía, y me dejo de molestar con esto, se la puede entender como la energía que tienen los enlaces entre los átomos. Entonces, cuando una reacción va en contra del aumento de la entropía, se necesita darle energía de afuera. Cuando una reacción se da en favor del aumento la entropía, se compensa con una liberación de energía por parte del sistema.
Para que una reacción se dé, entonces, hay que superar una especie de barrera energética que los científicos le pusieron el nombre de "energía de activación". Volviendo al ejemplo de la roca, es como que la piedra todavía no está en la cima de la montaña; para que el vivo aquél la pueda tirar por el barranco, necesita subirla hasta arriba de todo y de ahí tirarla, pero le da tanta fiaca que tardaría quizás millones de años en hacerlo. Las enzimas son unas copadas que le dicen: "Mirá, flaco, te ofrezco un trato: unite a mí y vas a ver cómo te rebajo la montañita". Y eso mismo hacen: reducen la energía de activación —"catalizan" la reacción— para que la reacción se pueda dar en un tiempo de milésimas de segundo, compatibles con la vida.
¡Uf! Me costó. ¿Se entendió algo? Porque si no, pueden pensar que son las Roberto Galán de la naturaleza, yo no tengo problema; los que reprueban el parc... Ah, ¿ustedes no estudian esto? Todo bien, entonces.
Eso a rasgos un poco generales, pero... ¿qué es lo que hacen puntualmente, en el organismo? Todo. Piensen que son las que hacen que todas las reacciones químicas se puedan dar. Piensen que todo el organismo se basa en estas reacciones, sean de la naturaleza que quieran. ¿Quieren crear una proteina para cualquiera de las funciones que les dije la otra vez? Necesitan enzimas. ¿Quieren transformar la glucosa en energía aprovechable? Necesitan enzimas. ¿Quieren duplicar una célula? Necesitan enzimas ¿Quieren matar una célula? Necesitan enzimas. Y así podría seguir por un rato largo, larguísimo. Ahora lo explico un poco mejor.
La cantidad de sustancias que existen en el cuerpo es casi infinita, y para cualquier pasaje de una a otra de ellas, se necesita una enzima. Acá aparece algo que es fundamental: las enzimas son altamente específicas, que quiere decir que cada una cataliza reacciones muy específicas. Se acordarán que dije que las proteinas tienen un plegamiento tridimensional muy característico para cada función. Eso, llevado a las enzimas, se traduce en que tienen unas regiones que se llaman "sitios de unión", donde se va a unir, justamente, el ligando (sustrato).
A veces puede tener más de un sitio de unión en el que se le pueden unir muchas cosas distintas. Dicho sea de paso, los científicos no terminan de ponerse de acuerdo en cómo es este sitio de unión: si la unión se da por corresponencia absoluta (tiene exactamente la misma forma que el sustrato), o si la enzima se ajusta al sustrato una vez que éste se unió.
Volviendo a lo de antes, las funciones pueden ser de múltiples naturalezas: pueden realizar transformaciones en la misma molécula (que, digámoslo ahora, puede ser cualquier biomolécula, no solamente proteinas); pueden transferir algo de una sustancia a otra; pueden agarrar al sustrato, cortarlo y dar más de un producto; pueden agarrar varios sustratos y combinarlos en un mismo producto, etc. Pero todos necesitamos un leal patiño, un Robin, un Millhouse, un burro de Shrek, un rubio boludo de Beverly Hills Cop, que nos haga las tareas sucias cuando estamos ocupados con algo más importante, ¿no?. Es por eso que a veces las enzimas vienen acompañadas por una "coenzima". Las coenzimas son, entonces, las "Che Pibe" de los procesos enzimáticos. "Che, pibe, sosteneme esto un segundito" le dice la enzima a su coenzima, que la tiene adosada como la plaga misma. Supongan que al sustrato (la molécula inicial) lo llamamos "A" y al producto (la molécula final) lo llamamos "B", y que de A a B queremos pasar este asterisco: "*". Unimos A* a la enzima, y ésta le dice, ahora sí, a su coenzima "Che, pasale ese asterisco a B mientras yo me encargo de todo el papeleo"; ésta lo hace y B termina con su asterisco adosado. Ese asterisco, para los que me puedan entender, puede ser cualquier cosa: desde un hidrógeno hasta un grupo fosfato, pasando si quieren por un grupo metilo. La coenzima puede ser un NAD, un FAD, un magnesio, etc.. Lo que quieran.
Ojalá fuese tan simple como esto, pero ustedes bien saben que no lo es: Lo más probable es que existan rutas larguísimas que vayan desde un sustrato inicial hasta un producto final. Por ejemplo: A -> B -> C -> D -> E. Donde cada producto que se forma es el sustrato para la próxima reacción hasta llegar a E. Todos los que queden en el medio (B, C y D) son los siempre famosos "metabolitos", que ya harán la suya. Y... supongamos que se acumuló E... ¿qué hacemos? Hacemos que E se una a alguna parte de la enzima que transforma A en B para molestarla, inhibirla, y que deje de producir B. Así, se va a volver acumular A y va a empezar a desaparecer E (si no hay B, no hay ni C, ni D, ni E). Es lo mismo que pasaba con las hormonas, aquello del feedback, pero a otro nivel. Así se pueden generar ciclos enteros y rutas metabólicas complicadísimas.
Hay muchísimo para decir sobre estas amiguitas, pero lo voy a ir dejando para sucesivos posts para no hacer de esto un plomo interminable. Os dejo con una reflexión, eso sí: la cantidad de procesos y de enzimas existentes en el organismo es inagotable. El estudio separado de algunas de ellas sólo puede hacerse con fines didácticos. Todo el tiempo están interactuando una con otra, inhibiéndose o estimulándose las unas a las otras, interactuando con otras vías. Los productos de una reacción sirven de sustrato para cientos de otras reacciones y así se va configurando una red inmarañable de procesos, que nos hacen tan lindos y tan boludos como somos.

P.D: La sorpresa fue bastante fea cuando me enteré que ése iba a ser el título.

martes, 29 de julio de 2008

Último momento

Puesto en el camino de la verdad por el Doc. Esteban (al que agradezco nuevamente por señalarme el dato), debo decir que me equivoqué en un post al decir que si tirás muy fuerte de un tendón no arrancás parte del hueso. Por increible que parezca (y fascinante, a menos que le pase a uno, claro), hay un tipo de accidente (ahora sí hablamos en la acepción corriente de la palabra) que se llama "fractura por avulsión", en el que, literalmente, el tendón tira tan fuerte del lugar de su inserción, que arranca un cacho de hueso. Nada mejor que una imagen para verlo, porque una imagen vale mil palabras y no quiero escribir tanto, porque si escribo un poquito más ya empezaría a chamuyar, y eso es feo en un Blog tan serio como éste. Sí, muy feo.


















Es una radiografía de un tobillo, por si alguno tenía alguna duda. Se ve un desprendimiento óseo del calcáneo, el hueso del talón. El tendón de Aquiles (los anatomistas modernos lo llaman "tendón calcáneo", porque son gente sin alma) debe haber tirado muy fuerte y arrancado eso. Nuestros sentimientos están con este pobre desafortunado, que se sacó la foto especialmente para este Blog.

lunes, 28 de julio de 2008

Reflejo de estornudo

Los reflejos de la tos y el estornudo son bastante interesantes. Cuando se presenta un estímulo apropiado, como puede ser la entrada a las vías aéreas de algún cuerpo irritante (partículas de polvo, mucosidad, etc.), se desencadena una serie de procesos que tienen como objetivo sacar a ese cuerpo extraño del organismo por la primera abertura que encuentre.
El primer paso para esto es el cierre de la glotis, una válvula que se ubica a mitad de camino en la laringe —entre la faringe y la tráquea—, cuyo objetivo es regular el paso de aire desde o hacia los pulmones (las cuerdas vocales son parte de esta estructura, por simplifcar un poco las cosas)
, para lo cual se contraen músculos intrínsecos de ésta y algunos otros también situados en la faringe. Una vez cerrada, los músculos del abdomen se contraen y reducen el espacio en la cavidad abdominal, obligando a los órganos abdominales a desplazarse para donde puedan, y esto lo hacen a expensas de la cavidad torácica, diafragma mediante. Esto, por supuesto, comprime a los pulmones y hace que aumente la presión en toda la vía respiratoria, desde los alvéolos a la glotis. Una vez que la presión llegó a determinado nivel (siendo mucho mayor que la presión atmosférica), la glotis se abre y el aire sale con muchísima fuerza, arrastrando todo lo que estuviese en su camino. Aunque con algunas diferencias, se puede aplicar este principio tanto al estornudo (que sale por la nariz) o a la tos (que sale por la boca).
Estaba comiendo un chocolate y justo, JUSTO, cuando pasaba por la faringe se me ocurrió estornudar. No se lo recomiendo ni a mis peores enemigos.

Perdón

Es, probablemente, el peor chiste que voy a haber hecho en mi vida.
Les pido perdón.
Tenía que hacerlo, no me lo podía sacar de encima.
Bueno, ahí va.

El Grupo Hemo


Os enseñaré

Hay pocos órganos en el reino animal que sean más fascinantes que los huesos ("os" en latín, ya que estamos). A pesar de su notable rigidez externa, y contrariamente a lo que se podría pensar, son los órganos más maleables de todo el cuerpo, y uno de los metabólicamente más activos. "¿De qué carajo estás hablando?" sé que se preguntan ahora mismo, pero tenganme paciencia que ya voy. Ya voy.
Los huesos per se tienen una forma original (en el feto y en el recién nacido) que es bastante parecida a la final, no vamos a decir que no. Si fuesen moldes vírgenes que tienen que ser moldeados durante la vida, no habría posibilidad de generar los sistemas articulares, que tan complejos son; las inserciones musculares tampoco estarían en óptimas condiciones. Y, ¡ah! llegamos a uno de los temas con peores preconceptos por parte del público general: las inserciones musculares; sin ir más lejos, cuando yo era un paparulo que de esto mucho ignoraba y me hablaban de ellas, pensaba que los tendones agarraban y se metían adentro del hueso (que se insertaban, bastante literalmente); otras teorías igual de descabelladas he escuchado por ahí. En realidad, los tendones de los músculos están tan bien unidos al hueso que no es que se "insertan", si no que se "continuan" con él: los huesos tienen varias capas, la más externa o superficial (periostio) es la que se continúa con el tejido del tendón, que no difiere muchísimo en su composición. Obvio que si tiran fuerte del tendón no van a arrancar un cacho de hueso, sino solamente el tendón, ¿eh? ¡Qué se creen!
Una característica bastante peculiar de estos muchachos es que todos ellos tienen "accidentes". Como la superficie de la luna tiene esos bonitos cráteres que le dejaron los millones de meteoritos que le dieron con todo lo que tenían, los huesos llevan las marcas de todo lo que le ocurre a lo largo de la vida de su hospedador. Aclaro, antes que sea demasiado tarde, que estas ocurrencias que dejan accidentes no son los golpes que uno se da, ni mucho menos; son los caminos que trazan los nervios, los agujeros que cavan los vasos y los relieves que generan los músculos. Evolutivamente, incluso, hay miembros que en el ser humano rotaron, y se pueden observar estas torciones en los huesos, como si fuesen trapos mojados que quedaron escurridos para siempre.
Con algunas cosas no hay mucho que hacer: las torciones, el recorrido de los nervios o de las arterias son, salvo algunos casos particulares, bastante constantes y dejan siempre las mismas marcas, haciendo que un hueso sea muy fácilmente distinguible de otro. Con las impresiones de los músculos pasa más o menos lo mismo: son constantes, sí, pero su relieve varía según la persona. Una persona que fue muy activa deportivamente durante su vida tendrá mejor marcados los accidentes musculares que una persona que se dedicó a estar sentada frente a la computadora (¡ejem!). La matemática es fácil: el músculo está insertado en el hueso; si el músculo tira del hueso y éste le opone resistencia, eventualmente va a empezar a remarcarse ese lugar de inserción. Pero sí, existen las excepciones: hay personas que tienen inserciones supernumerarias, recorridos distintos de algunos nervios o arterias, etc., y que dejan impresos accidentes que se ven una vez cada varios casos. Qué divertido sería enterarse, mientras uno está vivo, que tiene alguna de esas salvedades, ¿no? ¿Eh? ¿No les parece divertidísimo?
Pero vamos un poquito más profundo: por supuesto que los huesos tienen células (osteocitos, osteoblastos, osteoclastos, y otras) que son fundamentales para la función de ellos. Es necesario que los huesos estén en constante recambio, todo el tiempo se "destruyen" y vuelven a "construir" a niveles minúsculos, y de esto se encargan las células, que absorben o depositan los materiales que constituyen al hueso maduro (colágeno, sales de calcio, etc.). De hecho, los huesos son el principal reservorio de calcio del cuerpo (el calcio es un mineral que además de ser lo que le da rigidez a los huesos, es fundamental para muchos otros procesos como la contracción muscular o el impulso nervioso, entre muchísimas otras); como el calcio tiene que estar en un perfecto equilibrio, todo el tiempo las células óseas están regulando su entrada y salida para mantenerlo en niveles adecuados para el resto del cuerpo, que si no estamos en el horno. Y para poder hacer esto, ¿qué les parece? ¿necesitan tener sangre cerca o no? Síiii, necesitan. Por eso es que los huesos están muy ricamente irrigados: siempre se les puede ver en alguna de sus caras (cuando se los ve aislados, claro) un agujero bastante importante, de algo así como un milímetro de diámetro, que es el "agujero nutricio" por donde se le mete la arteria principal que lo irriga; pero también se puede ver que casi toda su superficie está acribillada por agujeritos de distintos órdenes que sirven para el paso de vasos menores.
Además de ser fundamentales para el metabolismo del organismo, son el sostén estructural de todo el organismo (y ese importantísimo componente del sistema locomotor), como todo el mundo ya sabe. Participan en una extensa red de comunicaciones que va de los pies a la cabeza y de la cabeza a los pies; todos los huesos están conectados con, aunque sea, otro hueso. ¡Excepto uno! Sí, claro que tenía que existir una excepción a la regla, ¿qué se creían? Es el hioides, un huesito difícil de palpar, pero muy relacionado con el aparato digestivo, porque es donde se insertan algunos de los músculos de la lengua y otros relacionados con la deglución. Pero sí está indirectamente relacionado con otros huesos a través de los músculos. Y no está de más extender esta red de conexiones diciendo que muchos órganos, como los pulmones, tienen ligamentos, que se insertan en huesos cercanos y les ayudan a mantener su posición dentro del cuerpo.
Yo sé que ustedes, queridos lectores, son personas muy sagaces y para este momento ya están pensando "¡Che! Pero, entonces, si veo un solo hueso de un cadáver muy probablemente pueda saber si era hombre o mujer, quizás a qué edad murió, qué altura tenía, a qué se dedicaba, y hasta si tenía algún tipo de enfermedad. ¡Qué copaaadddo!". Sí.

sábado, 26 de julio de 2008

Cosas que la gente menciona sin saber qué son: Edición segunda

No me insulten, ya sé que no se llamaba así la sección. Con mi equipo de marketing estamos probando qué título pega más entre el populacho, ¿sí? ¿me dejan? Gracias.
Hoy, y sin importarme mucho qué prometí en la entrega anterior, les voy a hablar deeeee...

Proteínas:
¡Sí! Ésas mismas en las que todos nos fijamos atrás del paquete de alfajor con dulce de leche repostero, que incluye trocitos de merengue y panqueques de manzana caramelizada, cubierto de mousse de chocolate con mermelada de crema, antes de manducárnoslo para ver si es nutritivo o no (a las calorías, colesterol, y demás compañeros los dejo para otro momento). La gente también las tienen directamente asociadas con la musculatura y el ejercicio, entre tantas otras cosas, por alguna razón (no digo que no tengan que ver, pero están bastante lejos de limitarse a eso).
Las proteínas son uno de los cuatro tipos fundamentales de biomoléculas del cuerpo, junto con los lípidos, los hidratos de carbono y los ácidos nucleicos. Cada uno de estos tipos de biomolécula tiene características bastante propias que los definen, como la capacidad de disolverse en agua o no, qué átomos las componen, qué funciones cumplen, el grado de acidez que tienen (pH), etcétera. Por otro lado, excepto los lípidos, estas macromoléculas se pueden "cortar" en moléculas más pequeñas, fundamentales, que son las que en gran medida le dan sus características a la molécula entera, y que reciben el nombre de "monómeros" (siendo la macromolécula completa un "polímero").
Dicho eso, me preguntarán, y con razón "Che, ¿cuál es el monómero de una proteína? Porque, viste, de eso arrancaste hablando. Un poco de coherencia te pedimos, nada más", y yo les diré que es el aminoácido, así llamado por tener una porción que es alcalina (amina) y otra ácida (carboxílica). No importa. Por otro lado, y esto los hace un poco más entretenidos, los aminoácidos tienen en su estructura una porción variable que les da características únicas: habrá algunos que sean solubles en agua y otros que no; algunos que sean ácidos, otros neutros, y otros alcalinos; algunos que tengan azufre y otros que no; etc. Según estas porciones variables, existen unos 21 tipos básicos de aminoácido (después uno se entera que le habían mentido toda la vida y que existen más; es bastante cruel) que se combinan de distintas maneras para dar las millones de proteinas posibles. ¿Cómo se combinan? Poniéndose unos al ladito de los otros como los eslabones de una cadena, nada más. Y acá es donde entra en juego qué tiene para ofrecer cada aminoácido: dependiendo la función de la proteina que se quiera obtener, se combinarán de distinta manera. Un paso posterior es la determinación tridimensional de la proteína, que se da por la interacción de los distintos aminoácidos entre sí (ya no con el siguiente en la cadena, sino con aquellos que estén a una distancia mayor, generando distintos tipos de plegamiento tridimensional).
Ahora bien, las funciones de las proteinas son de lo más variadas —y acá es donde se pone divertido—: pueden ser estructurales, transportadoras, contráctiles, enzimas, hormonas, etc. Voy a hablar un poquito sobre cada una de estas funciones.
-Estructural: Por empezar, las proteinas son el principal componente del citoesqueleto (el esqueleto de la célula). Son las que le dan la estructura interna a las células, determinando su forma externa. Pero no se limitan solamente al interior celular, sino que también actúan por afuera: por ejemplo, el siempre tan querido colágeno es la principal molécula estructural del cuerpo; está en todos lados: está en la piel, en los huesos, en los vasos, en los tendones, etc. De hecho, es la proteina que se encuentra en mayor proporción en todo el cuerpo. Por su estructura, que tiene una forma como de trenza, pueden resistir tracciones de varios kilos de fuerza. Imagínense que son como un piolín al que uno le ata una pesa en un extremo; lo más probable es que éste no resista mucho una vez que empecemos a sumar un par de kilos. Cuando hablamos del colágeno estamos hablando de diámetros mil veces menores que los del hilo y que soportan el mismo peso o más. ¡Imagínense!
-Transporte: De la misma manera, esta función se cumple en varios niveles. Por ejemplo, las proteinas son las que se encargan de mover los distintos componentes de un lado a otro dentro de la célula (como las organelas, por ejemplo). También pueden estar incluidas en la membrana y ayudar al transporte de sustancias hacia dentro o hacia fuera de la célula. Pero a su vez pueden estar fuera de la célula como, por ejemplo, en la sangre, ayudando a transportar sustancias que son insolubles en ésta. El ejemplo más evidente es la simpática albúmina, capaz de transportar todo tipo de elementos en la sangre. La hemoglobina también es un ejemplo que es, digamos, mixto, porque transporta oxígeno (o dióxido de carbono) en la sangre, pero está adentro del glóbulo rojo.
-Contractilidad: La contracción del músculo (sea liso, esquelético o cardíaco) está dada por proteinas, principalmente la actina y la miosina, que vienen de la mano. La interacción entre ambas es bastante compleja, pero supongansé quela actina es como una barita con una bisagra en el medio, formando sus partes un ángulo de unos 45º, con la miosina unida a una de las puntas. Cuando la bisagra de la actina se mueve para formar un ángulo de 90º, la miosina se mueve. Si a esto lo trasladamos a millones de moléculas a lo largo de la fibra muscular, al pasar a 90º el efecto neto es que toda la fibra se acorta. ¿Lo ven? ¿No? Bueno, se joden. Esto no sólo se aplica a la musculatura, sino que hay otros mecanismos contráctiles, como cuando se cierra una herida, que utilizan estas proteinas.
-Enzimas: ¡Ay! Las enzimas... Hay tanto para decir, que ya les dedicaré un capítulo especial. Pero digamos esto: La casi totalidad de los procesos químicos que se dan en el cuerpo están regulados por enzimas. Supongamos que queremos agarrar un compuesto A y otro B, para unirlos y formar uno C; quizás, si dejáramos a A y B juntos en un cuarto durante unos cuantos miles de años, eventualmente terminarían reaccionando y formando a C. Pero no tenemos miles de años, ¿no? Nos embolaríamos a lo loco. Lo que hacen las enzimas entonces es dar ese empujoncito que necesitamos para que las cosas pasen en cuestión de milisegundos: les arregla la cita a ciegas (con cena incluida), les hace de cupido e, incluso, si siguen teniendo problemas, les hace de clínica de fertilidad, pero tarde conseguimos un C. A veces se necesita más de una enzima para todo el proceso; son altísimamente específicas para cada compuesto y para cada reacción, y tienen infinitas funciones a todo lo largo y ancho del organismo.
-Hormonas: Ya les hablé alguna vez de las hormonas. Lo que no les dije es que su naturaleza química puede variar: algunas serán lipídicas, como los derivados del colesterol (esteroides, hormonas sexuales) y otras serán proteinas (la mayoría de las hormonas que van desde la hipófisis a la glándula liberadora), por resumir un poco.
-Etcétera: No existe la función etcétera, aprendan un poco de lenguaje, ¡por favor! Sí existen otras funciones que ahora no les voy a contar.

Y bien, cerrando un poco el asunto, ¿cómo nombramos a una proteina? Lo más común es agarrar una palabra que aaalgo tenga que ver con lo que hace, y terminarla en "ina". Por ejemplo, la miosina es la proteina del músculo; la mucina es la proteina precursora del mucus; las proteinas responsables de la putrefacción en el cadáver son, entre otras, la putrescina y la cadaverina. Insisto en la originalidad de los científicos. Hay otras, para que no salte algún vivo a retrucarme, como el colágeno que conservan su nombre por simple costumbre (la etimología se las debo).
Las enzimas, por otro lado, tienen un sistema de nomenclatura propio: se las nombra con su función y la terminación "asa", y les pongo como ejemplo a la descarboxilasa, que le saca el grupo ácido a los aminoácidos, o la ADN polimerasa, que polimeriza (arma) al ADN.

La variedad de proteinas en el organismo es infinita ya que cada proceso químico, por insignificante que sea, suele estar acompañado por una enzima muy específica y puntual para ese proceso. Cuando digerimos un alimento todas las proteinas se descomponen en sus aminoácidos constituyentes, y es esto lo que afecta a la hora de la nutrición. Si absorbiésemos la proteina completa, estaríamos limitadísimos en la flexibilidad del sistema (y la información nutricional de las comidas sería una lista de nunca acabar). Pero como absorbemos los aminoácidos, son estos los que una vez en el organismo arman todas las combinaciones posibles, simplificando mucho el asunto. ¡Pero cuidado! Hay una salvedad: el organismo humano evolutivamente perdió la capacidad de sintetizar por sí mismo algunos (ocho) aminoácidos, que sí o sí deben incorporarse a través de la dieta, y por eso se llaman "esenciales". Es raro, pero no imposible: si no se incorporasen, no se podrían sintetizar gran parte de las proteinas que hacen que el cuerpo funcione, y eso podría llevar a complicaciones bastante graves. Es un problema que tienen muchos vegetarianos, ya que muchos de los aminoácidos esenciales se incorporan a través de las carnes; el vegetariano, queridos, tiene que saber muy bien lo que se manda a la boca. Si no, se muere (posta posta chucha chucha).

jueves, 24 de julio de 2008

Fanatismo

Después de haber estado dos meses visitando distintas escuelas de la Ciudad (y agregando la propia experiencia de aquella no tan lejana infancia), puedo afirmar con cierta certeza que hay en el sistema educativo una macabra obsesión con el Cabildo. Desde dibujos hasta escritos, los niños deben plasmar sus impresiones del antiguo edificio a santo de casi cualquier cosa. No sé quién andará detrás de la movida, pero yo creo que es todo parte de algún excelentemente bien elaborado plan, un experimento psicológico —quizás para ver si se puede machacar una idea relativamente nueva dentro del insconsciente colectivo, se me ocurre—, pero cuyos objetivos ya fueron olvidados por todos los conductores de los colegios y que se sigue llevando a cabo por la fuerza misma de la costumbre. No sé. Algo raro hay.

martes, 22 de julio de 2008

Sólo un envase vacío

Estas cosas me encantan. Es bien (o quizás no) sabido que los átomos son más vacíos que "rellenos". Por redondear un poco, se puede decir que menos de la milésima parte de un átomo está condensada de éste, en el núcleo (los electrones están en la periferia), y el resto es vacío. Este núcleo, en proporción, tiene algo así como el tamaño una de una semilla de naranja puesta en el medio de un parque de 75km², siendo todo el resto del parque el vacío, según el ejemplo que da Joliot-Curie utilizando la Place de la Concorde allá, en Francia.
Siguiendo con el ejemplo, el ganador del Premio Nóbel hace el cálculo de que si tomásemos todos los átomos que constituyen a un ser humano y les sacáramos el vacío que en ellos existe, sólo quedaría una condensación de unos pocos micrómetros, que es el tamaño de una célula pequeña. Pero eso sí, con una densidad altísima por estar metiendo unos 70kg de masa en ese pequeño espacio.

lunes, 21 de julio de 2008

Al pedo en la ultratumba

-Entra el Fantasma de Julio César-
Bruto: Con cuánta bravura arden las velas. ¡Ah! ¿Quién anda ahí?
Creo que es la debilidad de mis ojos
La que le da forma a esta monstruosa Aparición.
La distancia acorta: ¿Eres acaso alguna cosa?
¿Eres algún Dios, algún Ángel, o algún Demonio,
Que hace que mi sangre se enfríe y mis cabellos se ericen?
Háblame, ¿qué cosa tú eres?
Fantasma: ¡Un espíritu maldito, Bruto!
Bruto: ¿Por qué vienes?
Fantasma: Para decirte que habrás de verme en Filipos.
Bruto: Bueno, ¿entonces nos veremos de nuevo?
Fantasma: Sí, en Filipos.
Bruto: Nos veremos de nuevo en Filipos, entonces.
-Se va el Fantasma-

¡Y claro!, César se cagaba de embole en el más allá antes de su próxima entrada y fue a aparecérsele a Bruto para joder un rato.

N. del Traductor/Blogger: Extracto de Julius Caesar, de William Shakespeare, traducido en cinco minutos; con vuestro perdón por las imperfecciones. (Sí, ya lo sé, los Fantasmas Perversos de la Literatura y el Teatro me van a perseguir hasta el final de los días; ¡adelante, me lo merezco!)

viernes, 18 de julio de 2008

De la mitocondria a Django Reinhardt, sólo que nada que ver

¿Qué puedo decirles? Pocos axiomas hay tan importantes y entretenidos, para las leyes que rigen el cuerpo, como aquél de la correspondencia entre la forma y la función. Como dos caras de la misma moneda, no se altera una sin que se altere la otra. Esto se aplica a todos los niveles de organización dentro del cuerpo: desde el subcelular hasta el de los órganos o, incluso, al del cuerpo como un todo. Hasta las especies —y los individuos mismos— se diferencian de las demás en su forma según sus necesidades funcionales, como voy a mencionar más al final.
Pero no, querido lector, no se me conforme sólamente con eso, sea un poco más exigente. Hay otros factores que influyen a la forma final y que no necesariamente afectan a la función; esto es sobre todo cierto cuanto más grande sea aquello de lo que estemos hablando. Puedo mencionarles, como ejemplo para apaciguar vuestra sed de ejemplos, que el hígado en su cara inferior (la que mira al resto del abdomen) tiene impresas las marcas que le dejaron la vesícula biliar, el riñón derecho, el codo derecho del intestino, y otros órganos, sobre su superficie, de la misma manera que se ven las marcas de la almohada en la cara cuando uno se quedó dormido, sin que eso determine en mayor o menor medida su función.
Volvamos a lo que sí se aplica. La célula misma en todo su esplendor es una muestra perfecta de esta correspondencia entre forma y función. Podemos observarlo desde las organelas que la componen (todas esas cositas que tiene adentro, como las siempre aclamadas mitocondrias o el aparato de Golgi: ése que a todo el mundo le enseñan en la primaria que no sirve para nada; ¡pobres de ellos!) hasta la célula vista desde afuera. Un poco más complicado, incluso, y les pido que me sigan un poquito el razonamiento, es pensar que estas estructuras que la componen y su forma final están íntimamente ligadas: podemos considerar que la forma es consecuencia de sus partes constituyentes (el tipo y el número de organelas que la compongan determinarán su tamaño, y la organización de su esqueleto interno determinará su morfología, por ponerlo de alguna manera), y que estas partes a su vez están estrechamente relacionadas con las funciones que debe cumplir esa célula (por ejemplo, si la idea es que la célula libere hormonas, tendrá algunos componentes; si lo que quiere es contraerse, tendrá otros); funciones que, en última instancia, se las puede pensar como consecuentes de la forma, constituyéndose un círculo que va para cualquiera de los dos sentidos (la forma hace a la función, y la función hace a la forma). Pero no me hagan caso, soy un rebuscado, ya lo saben.
Desde lo más profundo de la célula vemos a las mitocondrias con sus membranas plegadas o al núcleo con sus poros hiperselectivos. La forma de las células no es menor ejemplo: todos vimos alguna vez el típico esquema de una neurona, con su cuerpo bien ramificado para recibir conexiones con otras, y con su axón (de longitud variable) para transmitir su impulso; los glóbulos rojos con su forma bicóncava (hundiditos de los dos lados) son especialmente deformables para poder pasar por los capilares, que a veces son más estrechos que el glóbulo mismo; etc..
Yendo a un nivel un poco superior, las fibras musculares se empaquetan todas juntitas y en el mismo sentido para que al contraerse tiren todas para el mismo lado, ¡qué quilombo sería si cada una hiciera lo que se le cantara!; la tiroides, como otro ejemplo, tiene unos (millones de) huecos esféricos (llamémosles "folículos", para hacernos los sabihondos) en los que se acumulan todas las hormonas que produce; el ojo está perfectamente (debería estarlo, vamos a ser sinceros) organizado para que la visión sea óptima: cada componente debe estar micrométricamente ubicado y su forma y opacidad deben ser ideales.
¿Y qué pasa con los órganos tal y como los vemos a ojo desnudo? ¡Lo mismo! Siguiendo con el ejemplo de los músculos, vemos que éstos tienen las más variadas formas, desde una suela de zapato hasta tener dos, tres, ¡cuatro! cabezas, dependiendo de dónde se inserten para poder cumplir su función y que tenga sentido la contracción (ya les hablaré más adelante de esto, no se me pongan mal). Los huesos están perfectamente estructurados para poder cumplir con sus diferentes funciones: por ejemplo, los huesos de los miembros son largos para poder funcionar como palancas; las costillas, por otro lado, son curvas y móviles, permitiendo la protección del tórax a la vez que tienen un papel fundamental en la respiración. La forma del intestino tan largo y plegado dentro del abdomen, con todas sus curvas, ayuda a que la comida tarde más en pasar de un lado al otro, aprovechándola más. Los ejemplos abundan.
Pero ahora hay una cuestión: del hecho que la función y la forma estén tan relacionadas entre sí, se desprende que si una se altera, la otra debería afectarse también, ¿no?. Repitan conmigo: "Síiiii". Veamos un par de ejemplos:
-Cuando uno hace ejercicio (prolongado en el tiempo, claro) el músculo se hípertrofia ("aumenta de tamaño", y espero que mis colegas no me prendan fuego la casa) para poder dar a basto con la exigencia. Cuando uno no se mueve por mucho tiempo, como en una enfermedad postrante, el músculo se atrofia porque se convierte en un órgano innecesario.
-Dependiendo del tamaño y la cantidad (entre otros factores que no vienen al caso) de alvéolos en el pulmón, el intercambio de gases será más o menos efectivo. En algunas enfermedades, como el —tan de moda, no sé por qué— enfisema pulmonar, en que se van dilatando y rompiendo los alvéolos, el intercambio se vuelve poco eficiente.
Fascinante es el estudio de la anatomía comparada entre las especies para observar cómo la forma hace a la función y viceversa. El ser humano tiene muchos músculos y ligamentos rudimentarios, por ejemplo, caidos en desuso a lo largo de la evolución, pero que en otras especies son fundamentales para su movilidad., como el ligamento cervical, que a los caballos les sirve para que no se les caiga la cabeza para adelante, para ser un poco grosero. Según los hábitos alimentarios variarán la fórmula dentaria, la cantidad de estómagos, etc. Y millares de otras cualidades adaptativas, como la forma de las narices, orejas, patas... ¡Incluso hay especies de simios muy ágiles con más de una rótula en las rodillas!
Sin ir más lejos y para ir cerrando, según el área de especialización de los humanos, se van constituyendo sus atributos físicos. Es muy visible, por ejemplo, en algunos prodigios de la música. Dizzy Gillespie, trompetista de jazz, tenía la capacidad de inflar sus cachetes al doble o triple de lo normal para aumentar la cantidad de aire que podía usar; Glenn Gould, pianista clásico, adopta posiciones encorvadas y casi deformes al momento de ejecutar una pieza; no es casualidad el prominente abdomen de algunos portentosos cantantes, como lo era el de Luciano Pavarotti (más allá de las pastas de la mamma, claro). Muchos otros músicos supieron aprovechar sus limitaciones o cualidades físicas para generar estilos muy propios de música, como Django Reinhardt, guitarrista de jazz, que al perder dos dedos en un incendio modificó su técnica para convertirse en uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos; Edmundo Rivero, cantante de tango, sufría acromegalia, enfermedad que le significaba un constante crecimiento de algunas partes del cuerpo, como las manos y la mandíbula, haciendo esto último que tuviera una caja de resonancia bastante particular, propiciándole una voluminosa voz.
Es entonces de fundamental importancia para el estudioso de la medicina dedicarle dos segundos de su tiempo a intentar relacionar la forma de una estructura con la función que ejerce. Las conclusiones que se puedan sacar pueden valerle un mejor aprendizaje y la posibilidad de estudiar mejor las situaciones en las que una u otra cambien. O no, ¡qué sé yo! Hagan lo que quieran.

miércoles, 16 de julio de 2008

Metodología taxonómica

En pos de poder ordenar mi —hasta ahora un tanto modesta, pero honrada— colección de libros me vi obligado a adoptar alguna metodología. Decidí apilarlos indiscriminadamente y empezar a sacar uno por uno; para un costado irían los grandes libros (textos médicos, enciclopedias, etc.), para el otro, todos los demás. Sin mayor orden que el alfabético, todos los primeros fueron a una repisa de la biblioteca preparada especialmente por la altura de los mismos.
La tarea se complicó al momento de decidir el orden de todos los demás: ¿aleatorio? No, demasiado fácil y caería en un círculo de desorden de nunca arreglarse; ¿alfabético? Nunca me acordaría si es por orden de nombre o de apellido (¿y qué haría con personajes como, por ejemplo, K'ung Fu Tzu? ¿se pone en la C de Confucio, en la K de K'ung o en la T de Tzu?) o, peor aún, por nombre de libro: ¿en castellano o con el nombre original? ¿qué hago con los que empiezan con un artículo? Opté, entonces, por algo con un grado un poquito menor de entropía: primero por género o tipo (categorías un poco autocráticas) y después por orden alfabético del apellido de los autores.
Entonces, nuevamente, una pila general y a dividir: para un lado los libros "teóricos" y para el otro aquellos con "narrativa". De nuevo, la primera fila fue fácil, pues para una sola repisa podían ir tranquilamente los libros orientalistas, de historia, de filosofía y de ciencia. Por el otro lado, para una anteúltima estantería estarían destinados los libros que quise llamar "oscuros": terror (Stephen King, Bram Stoker, etc) y policiales (Conan Doyle, Agatha Christie, Thomas Harris, y un par más). En la última estantería, y de una manera un poco más injusta todavía, fueron los demás: autores argentinos (Borges, Cortázar), las obras de teatro (Shakespeare, Ibsen, Goethe, etc.) y novelas que no clasificaban como oscuras (Hesse, y otros).
Me había parecido haber encontrado un orden bastante lógico y adecuado. Ahora, al haber escrito y releido esto, me doy cuenta que no tiene casi ningún sentido y que más de uno dirá que me falla. No me importa, yo estoy contento y sé dónde está cada cosa, che, ¡qué joder!

lunes, 14 de julio de 2008

Pequeño medley cotidiano #2

Para aumentar la contradicción, resulta que la inauguración de la inauguración de secciones ya la había hecho en forma inexplícita antes de inaugurar la inauguración de secciones.

Regresión
Lo sabe todo el mundo: en determinados momentos de la vida, o ciertas situaciones, uno deja de lado años —o incluso milenios— de evolución psicofísica (onto o filogénicamente hablando) y se tiene que remontar a los orígenes mismos de la evolución; puede volver a gatear, a balbucear, patalear, etc.. Cuando despertamos después de un sueño profundo, la situación es similar: cualquier intento de razonamiento debe seguir todos sus pasos para alcanzar su conclusión, luego de haber expuesto todas las premisas posibles.
"Me desperté... Hay algo raro. ¿Cómo dormí? Bien, gracias. Eso no está bien. Mirá el reloj, a ver qué te dice. Son las 11:45. Entrás a trabajar a las 10:00. Las 11:45 están después de las 10:00. Esperá, quizás es fin de semana. ¿Te acordás del sábado? Sí. ¿Del domingo? Sí. Entonces es lunes. ¡Uy! ¡Me quedé dormido!"

Redundancia
—Hola, ¿qué tal? ¿Me das una Guía-T?
—Sí, tomá, son $6
—Gracias. ¿La calle Ecuador?
—Tres cuadras para allá, pá.

Lista
¿Tan rebuscado es salir de casa queriendo comprar un mouse, un teclado, un amplificador para parlantes, un pie para guitarra, "El Origen de las Especies" de Darwin, "La Divina Comedia" de Dante en italiano y chocolate en rama? ¿Tiene sentido haber vuelto sólo con una púa, una Guía T, "La desintegración atómica" de Joliot-Curie, "Julius Caesar" de Shakespeare en inglés y una barrita de cereal?

sábado, 12 de julio de 2008

Telodeletreo responde

La gente me para por la calle, me pregunta cosas como "¡¿Y qué pasa si nazco sin un ojo?! ¿Cómo afecta eso a mi uña del segundo dedo del pie izquierdo? ¡Explicame ya!" y tantas otras cosas; no puedo ni salir a comprar dulce de batata. Es por eso que decidí hacer este post, al menos para contestar las que me hicieron vía comment. Voy a contestar las preguntas hechas por Denzel con respecto al post anterior sobre Sistema Circulatorio, puesto que las de Edgeworth merecen un informe un poco más detallado que quiero dejar para otra vez:

1) ¿Cómo pasan las cosas de la sangre a las células?
-Como ya dije, hay varios mecanismos para que esto se dé. El más importante a tener en cuenta es la difusión entre uno y otro lado del vaso. Es difícil dar cuenta en pocas palabras de todo el proceso porque hay varios factores, a saber: a) siempre, en mayor o menor medida, los tejidos tienen una gran concentración de capilares que los atraviesan, o sea que todo grupito de células siempre tiene algún vaso cerca para que las sustancias no tengan que atravesar grandes distancias; b) las células, excepto en algunos casos, no están una al lado de la otra todas amontonadas, si no que se encuentra insertas, con un espacio variable entre ellas, en una matriz "extracelular" (o intersticio) que está compuesto fundamentalmente por agua y algunas proteínas (colágeno, por ejemplo) que le dan resistencia, como formando un esqueleto; c) la sangre está siempre separada del intersticio por la pared del vaso, que puede ser de mayor o menor grosor dependiendo de la zona, y con distintas características, pero siempre está.
Teniendo en cuenta eso, el proceso es bastante simple: En la sangre arterial hay una determinada concentración de nutrientes que vienen de los alimentos, del aire, etc.. Por supuesto, en el intersticio esa concentración es muchísimo menor porque las células ya usaron todo lo que se les había dado (o lo están tomando en ese momento). Por la energía del calor, el movimiento de la sangre, y otras razones, los nutrientes están como locos haciendo pogo de un lado al otro del vaso, rebotando contra todas las paredes, hasta que, ¡epa!, pasan para el otro lado por ese asunto de que están más concentrados en la sangre que en el intersticio ("gradiente de concentración"). Llegando al final del vaso pasa lo contrario: los desechos metabólicos de las células están, por supuesto, en una concentración mayor en el intersticio que en la sangre, así que pasan para esta última.

2) "La sangre que te sacan para los análisis... es sangre de una vena, ¿no? Por lo tanto, es sangre toda podri, ¿no? o sea, así, llena de desperdicios y CO2... ¿qué pasa si se hacen esos analisis pero con sangre oxigenada?"
-La sangre venosa es la que más importancia clínica tiene justamente porque se ve qué elementos las células están aprovechando y cuáles están liberando a la sangre (en base a los síntomas de la persona y las concentraciones de tal o cuál elemento es que se podría llegar a un diagnóstico apropiado). Si se tomara una muestra de la sangre arterial se correría, creo yo, un cierto riesgo de que ya haya atravesado el hígado, los pulmones o los riñones (centros de purificación y detoxificación por excelencia), además de que el examen es mucho más cruento porque (según me han dicho) duele más y la arteria no es tan fácil de ubicar como la vena, justamente por su profundidad. Aún así la sangre arterial se puede usar para diagnosticar distintas cosas como la absorción de nutrientes y otros asuntos.

3) "¿A qué velocidad viaja la sangre por el cuerpo?"
-La velocidad no es constante en todo el territorio vascular. A medida que las arterias se van bifurcando hasta llegar a capilares, la suma total de los diámetros va aumentando de unos 2,5cm² en la aorta a unos 2500cm² en los capilares, lo cual es MUCHO. Ahora pensemos que la cantidad de sangre que tiene que atravesar la aorta es la misma que la que tiene que atravesar los capilares por unidad de tiempo (apróx. 5 litros/minuto). La velocidad en la aorta que, por ser más angosta, por supuesto será muchísimo mayor que en los capilares. A eso se suma que la aorta tiene toda la potencia entregada por el corazón y, en los capilares y venas, por fuerzas de rozamiento principalmente, esa presión se va perdiendo hasta llegar a casi cero en la reentrada al órgano bomba. Teniendo en cuenta las medidas que di antes, la velocidad de la sangre en la aorta debe ser de algo así como 1,2km/h, y en los capilares de unos 0,0012km/h (2000cm/min y 2cm/min, respectivamente). La baja velocidad en los capilares ayudan a beneficiar el buen intercambio de sustancias con las células (o el aire alveolar, en el caso de los pulmones).

4) "Tenía entendido que una parte del ojo era la única del cuerpo que no recibía sangre... ¿es cierto?"
-El "centro" del ojo está formado por algo que se llama "cuerpo vítreo", formado en un 99% de agua. Esta parte es avascular y los nutrientes se mueven por difusión en el agua. Pero no es que el ojo en su totalidad no tenga vasos, ¿eh?; sólo es que si esa parte los tuviera, no veríamos un chongo porque la luz no llegaría bien a la retina. De la misma manera, las cavidades articulares también son avasculares (porque el movimiento de los huesos aplastaría los vasos, me imagino), y los nutrientes se mueven por difusión; pero por afuera están altamente vascularizadas, como el ojo.

5) Siempre quise saber:
a. ¿Cuál es el recorrido más largo de la sangre (o sea, cual es la arteria que llega más lejos del corazón)?:
-Es una pregunta divertida por una cuestión semántica, pero de respuesta bastante lógica. Hay que pensar que las arterias, si bien cambian de nombre por una cuestión didáctica y práctica, son siempre el mismo vaso (quizás no tanto en el caso de aquellas arterias que son ramificaciones de otras). Pero pensado así, del corazón sale la aorta, que se continúa con las ilíacas primitivas, que a su vez siguen su recorrido por las ilíacas externas, después como femorales, poplíteas, tibiales y peróneas, y dan varias ramas distintas en el pie que no quiero nombrar para no complicar la cosa, y es siempre el mismo vaso.
b. ¿Cuál es el recorrido que hace para pasar por los riñones? ¿TODA la sangre para primero x los riñones y después va al corazón?:
-Eeeh... No, digamos que nada que ver. Los riñones están en la cavidad abdominal, y por lo tanto reciben arterias (renales) de la porción abdominal de la aorta. Si TODA la sangre pasase siempre por los riñones, todo lo que estuviese por debajo de ellos (parte del intestino, órganos urogenitales y miembros inferiores) nunca verían una gota de sangre. Los riñones reciben un porcentaje relativamente alto de sangre, sí, pero no toda. Esa sangre que filtran después sale por las venas renales y terminan en la vena cava inferior, que también recibe la sangre de los miembros inferiores y aquella proveniente del tubo digestivo (que primero pasó por el hígado por la vena porta). La vena cava inferior sí va al corazón.
c. ...Y una pregunta sobre cómo es que el mismo corazón se nutre, pero no sé cómo formular la pregunta concreta que tengo:
-Bueno, genial. Te lo resumo, entonces: Las primeras ramas que salen de la aorta son las coronarias (derecha e izquierda) que se encargan de rodear el corazón y mandar ramitar para todos lados, a modo de corona (por eso el nombre). El corazón entonces se nutre (casi) de la misma manera que el resto de los órganos. La sangre venosa vuelve en su mayoría por las venar coronarias (satélites a las arterias) y termina en la aurícula derecha, como la sangre venosa del resto del cuerpo. Si querés te agrego que la parte más próxima a la cavidad cardíaca (endocardio) se nutre por difusión directa. Esta difusión, sin embargo, no llega muy lejos en el espesor de la pared.

Gracias, ¡vuelva pronto!

Cosas que la gente menciona todo el tiempo pero no sabe qué son: Fascículo 1ro

En esta nueva sección el blog dará cuenta de aquellas cuestiones a las que uno hace referencia en la vida cotidiana (o cuasi cotidiana), pero mucha idea no tiene de qué son ni para qué sirven. Las mismas podrán ser parte del organismo, o bien quizás vayan a ser diversiones más alejadas del ámbito científico. No voy a dar ejemplos para no estropear la sorpresa. Asimismo, el blog tratará de que los escritos no sean meras réplicas de lo que cualquiera pueda encontrar en la Wikipedia u otro de los vastos sectores de la internés en su totalidad. Sin más preámbulos...

Sistema Circulatorio:
No me mientan, yo sé que el 83% de la sociedad habla de las venas y de las arterias casi indistintamente, y muchas veces con una buena cuota de pudor al no saber cuál de las dos elegir para decir. Muchos habremos estudiado en el secundario el esquema básico del corazón con cuatro cámaras con el árbol circulatorio, quizás entendiendo el recorrido esquemático de la misma, pero sin terminar de aprehender el recorrido real.
La idea es básicamente ésta: La sangre es el transportador por excelencia de cosas en el cuerpo (diciendo con esto que no es el único) fundamentales para la supervivencia del organismo. De algunas podemos precindir por horas, días, semanas e incluso años, pero hay otras sin las que no sobrevivimos ni diez minutos, como el oxígeno. El oxígeno se toma del aire inspirado y pasa a la sangre, que en su recorrido venía pasando por los pulmones para llegar hasta el corazón, que la va a bombear para todo el resto del cuerpo. Es fundamental que esta circulación sea continua por lo dicho antes: sin oxígeno las células no pueden producir suficiente energía y se mueren. (La explicación de por qué no está bueno que se mueran viene aparte).
Bueno, ahora sí: la sangre sale del corazón hacia las arterias. Las arterias son unos caños muy elásticos que empiezan siendo muy gruesos y de mucho diámetro, como la aorta, y se van afinando en su recorrido hasta llegar a diámetros muy chicos, de unos cinco micrómetros (un micrómetro es la millonésima parte de un metro o, lo que es más accesible, la milésima parte de un milímetro; ¡imaginensén!). Generalmente el asunto está diseñado para que las arterias tengan un recorrido profundo, alejado del medio externo que las pueda lastimar con golpes, cortes, etc., y para que no haya, por razones físicas, una gran cantidad de las mismas. De las arterias van saliendo ramas y más ramas que se van achicando más y más hasta llegar a la pequeñez de la que hablaba antes.
Se imaginarán que en constantes ramificaciones para llegar a todo el cuerpo, las arterias se dividieron en millones de arteritas que no dejan un solo sector sin gota de sangre (prueben cortarse donde quieran, malditos sádicos, y va a salir sangre, denserio). A estas arteritas ahora las llamamos "capilares" (como cabellos, por lo finitas que son) y es en este momento en el que todas las cosas que tenía la sangre pasan por distintos mecanismos a los tejidos que necesitan esas cosas para vivir. No está de más decir que estos tejidos pueden ser lo que se les ocurra: piel, ojos, glándulas, cerebro, riñón, genitales... lo que quieran, excepto algunas particularidades que no vienen al caso, que son los epitelios.
Ya llegando al final de los capilares, las células se ponen densas y dicen "Tomá, flaca [a la sangre], arreglátelas con esto que me sobró; no sé, comprate un alfajor o algo" y le tiran todos sus desechos. Pero, ¡claro!, son unas vivas bárbaras: los desechos son tóxicos, así que la sangre tiene que encontrar la manera de sacarlas del cuerpo lo antes posible. Esto lo hace gracias a la ayuda de sus colegas: el riñón y el pulmón, que le filtran todo y lo largan al exterior. Y, bueno, así la sangre sigue su recorrido. Ahora los caños se llaman venas. En vez de ramificarse se van a unir; algunas van a volver al lado de las arterias (son venas "satélites"), pero otras no, tienen un diseño mucho más desprolijo y muchas veces superficial, al punto en que en los hombres y atletas/cantantes/etc., las podemos ver sobresaliendo de la piel; no son elásticas, de hecho son bastante compresibles y la sensación que dan de elasticidad es por el constante flujo de sangre que pasa por ellas. Así la sangre vuelve al corazón, de donde va a los pulmones, se oxigena, y vuelve a empezar.
Es interesante decir, para los interesados, que antes de pasar a ser capilares, las arterias ("arteriolas") tienen un esfínter que se puede cerrar y decir a la sangre "Por acá vos no pasás, no sos VIP", o puede abrirse y decirle "¿Tenés ojotas, andás en slip y tenés una bengala? ¿Pasá, no seas tonta, que afuera hace frío!". Esto lo hace para no desperdiciar oxígeno necesario. Por ejemplo, si uno está haciendo actividad física, los músculos necesitan todos los nutrientes aumentados, pero los intestinos no necesitan más que para mantenerse vivos. Por el contrario, si se está haciendo la digestión, la sangre va para los intestinos, y decae un poco en otros tejidos como la piel (por eso da frío) o incluso el cerebro (por eso da sueño).
También es pertinente aclarar que, si bien son las venas las superficiales, hay algunas arterias que en su trayecto también se pueden ver por debajo de la piel, como las arterias temporales en las sienes. Otras, aun manteniendo su carácter de profundas, pueden sentirse (su pulso) por debajo de la piel, como las arterias carótidas en el cuello, las radiales en las muñecas, las femorales en la ingle, y varias otras.

Señor lector, lo libero nuevamente al mundo, esperando que no me confunda más los vasos, ¡por el amor de Dios! Que para algo la gente los despojó de su carácter ambiguo dándoles un nombre completamente arbitrario y convencional.

Doble inauguración

En este vigesimotercer post, el blog se enorgullece en inaugurar la inauguración de secciones, inaugurando —y que me valga la redundancia, por favor— una sección. Podrán encontrar un prototipo de la misma, si así quieren llamarlo, en el post hormonal, pues es ahí donde este blog encontró su inspiración. Sin más rodeos, os dejo con la nueva sección.

P.D: La nueva sección estará en un post distinto, entrando en una clarísima contradicción con lo anteriormente dicho. El blog no se hace responsable por los daños que esto pueda causarle al psiquismo del lector.

lunes, 7 de julio de 2008

Nota sobre las notas

Este blog propone*, como ya debe haber hecho media comunidad blogger (a este blog no le importa, porque nunca los leyó), brindar al lector estudiante una utilísima herramienta que le hará entender que no importa qué nota obtenga en sus exámenes, siempre va a haber una mejor (la cual, como se verá, no tiene por qué ser superior en valor numérico absoluto).

"0": Es un puntaje verdaderamente admirable; se requiere tanto habilidad y suerte para no poder contestar bien ninguna de las preguntas que se le efectuaron. Más aún si el examen hubiese sido un multiple choice. Pero no se deje engañar, oh, no se deje engañar, usted está en el extremo feo de la cadena alimentaria.
"1": Aun en valores absolutos mayores, usted está en condiciones de equidad con su compañero que obtuvo un 0. Mas él tuvo al menos cierto toque de gracia divina al haberse sacado una nota imposible.
"2": ¡Muy bien! Algo sabía; los conceptos estaban rondando en su cabeza. La nota sigue siendo tan inútil como las anteriores, y usted desearía haber alcanzado siquiera el "3" para por lo menos poder decir a sus congéneres "¡Estuve ahí, estuve ahí de aprobar!".
"3": Usted es un paparulo, discúlpeme que le diga. Estudio, yo sé que estudió, no se ponga mal. Quizás no lo beneficiaron con los planteos propuestos, o quizás le faltó un toque de magia celestial que lo iluminara (sea en el momento del examen o del estudio). Pero lo cierto es que no aprobó, y tampoco reprobó con todas las letras.
"4": Quizás ésta sea una de las peores notas de la escala. Está aprobado, muy bien, puede descansar. Pero esta nota, que es la más baja de las aprobadas, lo perseguirá por el resto de su vida, teniendo en cuenta que jamás podrá volver a dar el mismo examen para redimirse y conseguir una superior.
"5": Escapó de las crueles garras del "4", pero se podría haber esforzado un poquitito más y conseguido un "6", ¿no?
"6": Ídem. Sus notas están dejando de ser mediocres, pero eso sólo le hace pensar que podría haber obtenido aunque sea un puntito más. La conciencia es un arma terrible, sépalo.
"7": Alcanzó usted una meseta, dejó de ser usted mediocre, lo felic... pero... ¡Momento! Ahora le gustaría siquiera haber entrado al podio de los tres primeros, ¿no? No me mienta, usted está pensando "Y... Sí, la verdad es que sabía. Tal vez me equivoqué en poquito... ¿No estaba para un ocho?", a mí no me engañe.
"8": Una excelente nota, está en el podio. Pero usted es un ambicioso, ¿por qué no un "9", tan cerca que estaba?. Está en el podio, pero con la nota más baja de los tres.
"9": En mi opinión es, por envidia doble —ya se verá por qué—, la mejor nota. El ochoísta lo mira de reojo, y usted puede estar conforme: es un ser humano que sabe mucho. ¿Pero en qué falló? ¿Por qué no un "10"?
"10": Es usted extraordinario. Al haber obtenido la máxima nota en la escala, sus colegas comenzarán a dudar de usted. ¿Posee el Santo Grial? ¿La Piedra Filosofal? Hay algo en usted que no encaja, pronto se sentirá agobiado por las miradas recelantes de todos los que dejó atrás, desde los estratos más bajos hasta el 9, que podría haber sido dado con un feliz toque de gracia, pero no. Pronto se sentirá excluido y deseará haberse sacado un 9 para pertenecer al menos a los humanos, sintiendo a veces la incapacidad de regodearse en su divina envestidura, que el esfuerzo le ha otorgado.

Será lo que haga con sus conocimientos, en definitiva, lo que hable de usted en un futuro.

*con el derecho de aquél que se ha paseado por casi todos los estratos en algún momento de su carrera

domingo, 6 de julio de 2008

Pequeño medley cotidiano

-El orden del caos:
Sabía perfectamente que mi lápiz estaba enredado en unos cables, abajo de mi mochila, caido entre el piano y el escritorio. Estuvo ahí un par de días hasta que lo necesité.

-Problemas:
¿Cuáles son las probabilidades de que, contestando un múltiple choice de ejercicios, al llegar a la pregunta número 34 sólo tuviese cuatro correctas? Está bien, admito que mucho no estudié, y que no soy un experto en fisiología respiratoria, pero las probabilidades son realmente bajas. La solución a los problemas vino dada cuando la respuesta correcta a la pregunta 35 era la opción "F", pero en el planteo sólo había hasta la opción "E". Algún paparulo hizo mal la grilla de soluciones.

sábado, 5 de julio de 2008

Antígenos a la provenzal

Parece una idealización, casi un cuento de hadas, pero uno de los (tantos) mecanismos por los que el sistema inmune reconoce y fagocita a los cuerpos extraños en el organismo es porque en este último todas las células son lisitas y los primeros tienden a ser romos y pinchudos. ¡Una genialidad de la naturaleza!

viernes, 4 de julio de 2008

Puterío

Desde ya hace mucho tiempo en las ciencias médicas existe una gran rivalidad entre los favoritistas de la macroscopía y aquellos de la microscopía. Los primeros dicen —y me permito simplificarles muchísimo cientos de años de discusión— "Pero... ¡Lo estás viendo! Es tangible, su forma corresponde a sus funciones, ¿cuánto más querés?", mientras que los segundos les contestan con un "Sí, bárbaro, pero ¿de dónde salen sus funciones? Hay algo más que no estás viendo.". Ambos tienen razón, y claro que un poquito se reconocen las opiniones mutuamente, que si no estaríamos en una absoluta primitividad científica, pero aún así les es difícil hablar (quizás por orgullo, quizás por pedagogía) del sistema integrado.
Para que nuestro cuerpo funcione, todas sus partes —sean vistas macro o microscópicamente— tienen que estar trabajando en sintonía. Pero hablemos de aquella segunda opinión, la que no es apreciable a simple vista pero de la que todo el mundo habla sin saber muy bien de qué se trata: "¡No sé qué le pasó! Se puso como loca... Deben ser las hormonas" o "Está hecho un pelotudo, le están aflorando todas las hormonas", por mencionar algunas.
Son las hormonas las que se encargan principalmente de integrar a todo el organismo. Una hormona (del griego "horman", excitar) es una molécula —una cosita, digamos para los que de esto no cachan una— que larga una célula (efectora) para decirle a otra "Che, mirá, me está pasando esto... ¿Vos qué me decís?". La segunda va a agarrar y va a producir una respuesta, seguramente también en forma de hormona. Esa célula puede estar al lado de la primera, puede estar a metros de distancia (comunicadas por esa calle orgánica que es la sangre) o, incluso, puede ser la misma célula la que envía y recibe el mensaje.
¡Pero no!, no se crean que es tan simple como eso. Supongamos que la célula efectora es un cantante dedicándole una canción a su amada, la célula blanco. Ella va a recibir el mensaje, sí, pero en el camino va a haber muchas otras que escuchen la canción (¿en La 100?) y generen su propia respuesta (que de todas formas seguramente sea acorde a las intenciones originales del cantante). El único requisito es que tengan receptores (oidos) para esa hormona.
En un sentido un tanto simplificado y pedagógico del asunto, cada "sistema de hormonas" con una función determinada, integra lo que se llama un "eje". Gran parte de las hormonas (insulina, tiroideas, testosterona, etc.) se generan a una respuesta a un mensaje que proviene de arriba —del encéfalo—: de los siempre bien ponderados hipotálamo e hipófisis. Ellos son los que reciben la información del entorno, a través de los sentidos, y del resto del cuerpo, a través de otras hormonas. En respuesta a estos mensajes, mandan sus señales a las glándulas del resto del cuerpo.
La respuesta para una hormona es estereotipada (siempre la misma) para cada tipo de célula. El asunto empieza a ser divertido cuando empiezan a variar las cantidades del mensaje (variando la cantidad de hormona liberada) y de la respuesta (variando proporcionalmente a la cantidad de estímulo, o de capacidad de respuesta que tenga la célula). Volvamos al ejemplo del cantante: El tipo se la pasó cantándole a la célula de su añoranza y ella lo escuchó, empezaron a salir y ella se obsesionó, empezó a llamarlo tres veces por día y a buscarlo todos los días a la salida del laburo. Entonces él dijo "Epa, mejor aflojo con el mensaje, que así la cosa no va" y dejó de cantarle. Ella se dio cuenta y pensó "Ay, me pasé, mejor le doy un poco de espacio", y él volvió a cantarle. Esto es lo que se llama "retroalimentación" (o feedback), y funciona de manera cíclica y en equilibrio en todo el cuerpo, regulando todos sus procesos. Una vez que se generó una cantidad suficiente del efecto que se buscaba, esos centros superiores censan que hay mucha hormona (producida por la glándula) dando vueltas, y paran la producción de la suya.
Pero bien sabemos que ningún sistema es cerrado. La cosa se complica cuando empiezan a aparecer otros factores externos. La célula efectora puede tener muchos amigotes, digamos, "Lo' pibe' del Cerebro Normal 10", que le van a estar aconsejando (siempre por medio de hormonas) sobre qué hacer, en base a lo que vieron, escucharon o simplemente se les ocurrió. La célula blanco también puede tener sus amigas y amigos, y acá es donde la cosa realmente se complica, porque puede ser que los que produzcan la respuesta realmente importante sean ellos y no la primera que recibió el mensaje. Los amigos de ambos, pueden, a su vez, tener varias rutas de comunicación (ejes) propias. Al cruzarse e interrelacionarse unas con otras es que se da el funcionamiento del organismo como un todo armónico. Si alguna se pasa de la raya, se arma un quilombo que afecta primero a las directamente involucradas, y después a todo el resto, pudiendo llegar a la disolución del grupo.
No está de más decir, si es que no se desprende de lo anterior, que la función de las hormonas puede ser positiva o negativa, es decir, puede estimular o inhibir a otra célula para que haga o deje de hacer algo. A su vez, la misma molécula puede en determinado tejido tener un efecto estimulante y en otro inhibitorio, sin que eso sea una contradicción. De la misma manera, dos hormonas distintas pueden tener un efecto agonista entre sí (ambas cumplen la misma función e incluso se pueden potenciar), o bien el efecto de ambas puede ser antagonista, cumpliendo funciones opuestas en el sistema.
Todo en el organismo está regulado por hormonas: El crecimiento (cómo, cuánto y cuándo se crece), la digestión (desde el hambre hasta que el último gramo de comida pasó a la sangre), la excreción, los ciclos cardíacos y respiratorios, la sexualidad y una buena parte de los mecanismos nerviosos, entre otros, con las complejidades que cada sistema tiene. También marcarán en las primeras etapas de la vida si el individuo será hombre o mujer: por ejemplo, si a un feto femenino se le dan hormonas masculinas (testosterona, entre otras), desarrollará genitales masculinos; si por el contrario a un feto masculino se le sustraen sus hormonas masculinas, desarrollará genitales femeninos. Es interesante también, siguiendo con el tema de la diferenciación sexual, que si a un varón se le dan hormonas femeninas (estrógenos, entre otros) durante las primeras dos décadas de su vida, puede desarrollar glándulas mamarias e incluso secretar leche, sólo por poner alguno de infinitos ejemplos. En muchas cuestiones, entonces, serán las hormonas aquellas que rían último.

martes, 1 de julio de 2008

Única manifestación derechista

Con los vendedores de la revista Hecho en Buenos Aires tengo una especie de desafío implícito. Con todos ellos. Por un lado, ellos son vendedores hábiles, meticulosos e incluso manipuladores, hasta cierto punto, que no pierden una oportunidad para vender una revista. Yo, por el otro lado, soy un completo desinteresado por cualquier tipo de revista de carácter informativo. Planteado el duelo, el desafío está en ver si ellos logran venderme o no. El ganador será el más persuasivo, o el que chamuye mejor.
Hace un par de meses desarrollé una técnica que parecía infalible en un primer momento: "No, te agradezco, che, ya la compré el otro día". Pero yo sé que ellos tienen una diabólica red suburbana, símil a la descripta alguna vez (para los ciegos) por Sábato, y que en sus reuniones debieron haber comentado mis métodos. Así es que, tras un período de relativa calma, nuevamente me salieron al enfrentamiento con renovadas técnicas de venta. Cito un par de ejemplos:

1) -Vendedor de Hecho en Bs. As.: Eh, amigo, ¿no me comprás una revistita? Mirá, 'tá hecha en Buenos Aire' por pibe como nosotro'.
-Yo: "No, te agradezco, che, ya la compré el otro día"
-VHBA: Uh, loco. ¿Y no me da' una moneda para el sangúche?
-Yo: ...Bueno, sí, tomá.
-VHBA: Graciamigo.

2) -VHBA: Eh, amigo, ¿no me comprás una revista? Dale, mirá, está re buena, mirá, lo' trae a Guánrach y a Shúl de Tebérre.
-Yo: "No, te agradezco, che, ya la compré el otro día"
-VHBA: Pero, ¿y ésta la tené'? Mirá, tiene a los Simuladore'.
-Yo: Sí, sí, también la tengo.
-VHBA: ¿Y éstas?
-Yo: Eeh... Sí, las tengo a todas, las compro siempre.
-VHBA: Uh, bueno, está bien. ¿No tené' una moneda pal morfi?
-Yo: ...Bueno, sí, tomá.
-VHBA: Graciamigo.

3) -VHBA: Eh, amigo, ¿no me comprás la nueva Hecho en Buenos Aires?
-Yo: "No, te agradezco, che, ya la compré ayer"
-VHBA: ¡Eeeh! ¡Pero si está salió hoy, mirá!
-Yo: ¡Ja, ja, ja! ¡Mentira, si la compré ayer, flaco!

Ya me están alcanzando, lo sé. Tengo que pensar una nueva estrategia...