martes, 17 de junio de 2008

Jugando con el destino

Hay cosas en la vida que uno sabe que tiene que hacer; oportunidades que tiene que aprovechar. Es conciente (uno) de que si las deja pasar —sea por simple desgano, por imposibilidad de realizar la acción, o lo que a uno fuese a ocurrírsele como excusa— pueden pasar semanas, e incluso meses, hasta que la ocasión se vuelva a dar.
Uno tiene que preguntarse, como expectador y partícipe de la vida, "¿por qué, oh, por qué, esta situación me viene dada ahora? ¿he, acaso, de aprovechar este regalo que me ha sido dado por los Dioses sin chistar, y sin derecho a pensármelo dos veces?" y actuar en base a la respuesta obtenida. Si el procesamiento de la idea fuese a quedar retenido en las crueles garras del tiempo por un rato más largo de lo debido, también el instante de acción estaría perdido. Es menester ser rápido y tener la astucia de actuar en el momento indicado y de la forma correcta. Si no, ya lo sabe uno, tendrá que esperar a la próxima oportunidad.
Lástima. Ya compraré la Guía T en un par de meses, cuando me la vuelvan a ofrecer quizás en el subte o quizás en el tren; también me la podrían ofrecer en un colectivo, ¿no?

P.D: Soy bien conciente de que la puedo conseguir en cualquier quiosco de diarios y revistas, pero me gusta histeriquear con el destino.

No hay comentarios: