martes, 5 de agosto de 2008

¡No lo hacen porque no quieren!

Es de conocimiento popular que para el ser humano (y otros animales) existen lo que se llaman "aminoácidos esenciales" y "aminoácidos no esenciales". Ya lo dije alguna vez, pero os recuerdo que los aminoácidos son esas partecitas que al unirse unas con otras forman las proteinas. También creo que lo dije: los esenciales son aquellos que deben incorporarse sí o sí con los alimentos y los no esenciales son los que la célula puede formar a partir de otros compuestos.
Pero, ¿por qué tenemos que incorporarlos con los alimentos? Porque las células no pueden fabricarlos a partir de otros compuestos, está bien, pero... ¿por qué? Porque no se les canta.
La síntesis de estos aminoácidos esenciales requiere más pasos intermedios que la de que aquellos que no lo son. Por ponerlo más gráficamente, para sintetizar cualquiera de los aminoácidos indispensables se necesitan un mínimo de cinco enzimas (pudiendo llegar hasta diez para la fenilalanina), mientras que para los otros se necesita solamente una (tres, cuanto mucho, para la serina y la prolina).
Esta cantidad de pasos intermedios le costaba tanta energía a las células, que dijeron "¡Ah, no! Que las fabrique otro, loco, a mí no me miren. Me cansé, me cansé." Así, evolutivamente fueron perdiendo la capacidad de sintetizarlas, ya que pasar estos genes a generaciones futuras tendría una valor negativo para la supervivencia (justamente por el gasto de energía que implican), relegando entonces la tarea a organismos inferiores. Modelo de la burguesía celular, digamos.

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