miércoles, 6 de agosto de 2008

¡No me pegues, soy vos mismo!

Una de las cosas que son realmente interesantes en un organismo sano (y pluricelular, no está de más la aclaración*) es la capacidad que tiene de no atacarse a sí mismo ni que una función determinada no entorpezca otras. Para esto se vale de miles de mecanismos que van, como todo, desde las escalas más reducidas hasta las directamente apreciables. Voy a hablar de algunos pocos a modo de pantallazo general.
-Compartimentalización celular: En las células, que ya de por sí forman un compartimiento separado del entorno por su necesidad de decir "hasta acá llego yo, no te metas en mi territorio porque cagamos la fruta" (pero que al mismo tiempo tiene que interactuar constantemente con éste para poder sobrevivir), existen múltiples subdivisiones —organelas— separadas todas por sus propias membranas. Por ejemplo, tenemos a las mitocondrias, al núcleo, a los retículos endoplasmáticos, al complejo de Golgi, a los lisosomas, a los peroxisomas, a los endosomas, a los fagosomas, y a tantas otras, todas ellas inmersas en el citoplasma.
Por sus funciones distintas todas ellas necesitan tener características especiales: una forma en particular, componentes diferentes, pH (nivel de acidez) acorde a la función que cumplan, y sus propias enzimas especializadas; la idea es que los procesos se den en forma ordenada. A veces las enzimas pueden actuar para más de un elemento, o necesitan determinadas condiciones para poder funcionar, y compartimentalizando es como la célula se asegura de tener todo en orden (de ir en contra de la entropía, si quieren), de que el producto de una reacción no agarre e inhiba a otra en cualquier momento porque, viste, así no va.

-Vida media: ¡Ah! Cuántas veces habrán escuchado la expresión "vida media" y no supieron dónde meterse porque desconocían su significado. O, más razonable, pensaron que es la "vida promedio" de algo. Lo cierto es que la vida media es la cantidad de tiempo que toma en desaparecer la mitad de la concentración inicial de lo que estamos considerando. Supongansén: Compramos ocho manzanas, de las cuales quizás la última se coma en el día 13 después de haberlas comprado (tal vez estábamos hartos ya de las manzanas y las fuimos pateando, no sé), pero el tiempo que tardamos en comernos la mitad (cuatro) fueron dos días. Entonces la vida media de las manzanas fue de dos días (y la otra mitad fue comida a lo largo de once días). Se usa esta medida, en parte, por lo difícil que sería detectar el momento en que desaparece la última manzana (piensen que en el organismo las manzanas son muy, muy, muy chiquitas), y teniendo en cuenta que la desaparición de la mitad de su concentración ya es bastante para atenuar su actividad.
Con los elementos del organismo pasa lo mismo
(pueden ser moléculas o células); cada uno tiene una vida media diferente, pasa distinta cantidad de tiempo hasta que les llega el turno de la degradación. ¿Por qué? Simple: supongansén una vez más que por alguna razón estúpida como, no sé, un trueno, se pegaron un julepe bárbaro. Inmediatamente se van a liberar en el cuerpo cantidades importantes de adrenalina, la hormona del alerta por excelencia, que lo que hace es aumentar el ritmo cardíaco, la irrigación en los músculos, detener la digestión, y millones de otras cosas. ¿Qué pasaría si la vida media de la adrenalina fuese de dos días? Pasarían (por un puto trueno) dos días con el corazón a mil y sin digerir un solo alimento, algo totalmente incompatible con la vida. Se necesita entonces que la adrenalina tenga una vida media cortísima, que apenas se liberó ya esté empezando a desaparecer del sistema. Yendo para el otro lado, hay compuestos cuya vida media en el organismo puede ser de horas, meses y hasta años: algunas células de la inmunidad pueden vivir por varios años, como aquellas que combaten al tétano, que se las ha visto durante diez años sin menguar.
-Inactividad/Actividad: Muchas sustancias cuando se sintetizan no están en su forma activa (no pueden cumplir su función), sino que, precisamente, deben ser activadas. Cuando se trata de una hormona se la llama "prohormona", cuando se trata de una enzima se la llama "zimógeno", y así. Un ejemplo muy contundente es el de la digestión: a todo lo largo del tubo digestivo se secretan líquidos (saliva, jugos gástricos, jugos pancreáticos) encargados de degradar al máximo todos los compuestos hasta llegar a su estado más básico (las proteínas pasan a aminoácidos, los polisacáridos a monosacáridos, etc.). Las encargadas de hacer esto no son los jugos en sí, sino que son las enzimas que ellos contienen y que fueron secretadas con la función específica de digerir. Supongansén, otra vez: si las enzimas fuesen fabricadas directamente en su forma activa, y ya que tienen el poder de degradar todo lo que tocan, harían pelota la célula desde adentro, no quedaría casi nada en pie. Por eso es que se sintetizan como zimógenos inofensivos para las células, pero que al llegar a su destino (estómago, intestinos) por contacto con otras sustancias se activan y empiezan a degradar todo lo que se les mande.
-Sistema ABO: Ya voy a escribir algo un poco más extenso porque el tema lo merce, pero la cuestión con los grupos sanguíneos es básicamente éste: El sistema inmune tiene la capacidad de diferenciar entre lo "propio" y lo "no propio" porque pueden reconocer algunas proteínas —que varían según los individuos— en las superficies de las células. En su maduración, a las células inmunes se les enseñó, un poco a manera de "¡Caca! ¡No toque!" (sólo que un poco más violenta porque directamente se mata a las células que sí tocaron), que no se tienen que meter con las proteinas propias. Los factores A y B son simplemente dos proteinas distintas que pueden estar solas, juntas (AB), o no estar (0). Claro que el cuerpo no es tan estúpido de poner sólo esas dos, hay muchísimas más de las que casi no se habla.

Estos y tantos más son ejemplos de cómo evolutivamente los organismos fueron arreglándoselas para funcionar como un conjunto celular y no matarse a sí mismos. A una escala superior ya podemos hablar de mecanismos psicológicos de defensa y autoconservación, pero no es mi área.
Y sí, claro que sí, existen enfermedades en las que estos mecanismos no funcionan como deberían, ¡y agarrate Catalina!


*La aclaración viene al caso porque, justamente, en las bacterias no es así. Son organismos unicelulares sin divisiones citoplasmáticas. Son como un loft. Cada quien con su gusto...

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