viernes, 15 de agosto de 2008

¡No se calienten, acá está! (Desarrollo)

Después del precalentamiento, acá está la parte que les interesaba. Si están leyendo esto sin haber leido lo anterior, les comento que en el post de abajo hay una introducción a la temperatura y el calor. Digo, no sé, quizás les interesaba, che.
Con eso dicho, vamos al cuerpo. Algo que no les dije aquella vez que hablé de las proteinas y de las enzimas es que todas tienen temperaturas idóneas en las que ejercen su acción y de las que un alejamiento de apenas algunos grados puede causar que se desnaturalicen, pierdan su función. No hace falta pensar mucho para darse cuenta que en nuestro organismo esa temperatura está alrededor de los 37ºC (puede variar según los individuos, aceptándose un rango de normalidad entre 36 y 37,5ºC), siendo temperaturas menores a los 36ºC o mayores a 41ºC peligrosas para la estabilidad del organismo. Por eso éste necesita decir "Bueno, loco, yo me planto acá, y de acá nadie me mueve" y generar muchos mecanismos para mantener la temperatura invariable, aunque las condiciones del entorno cambien. Se dice que un ser humano desnudo puede mantener su temperatura inalterada aun cuando la temperatura fuera del cuerpo esté entre los 10 y los 55ºC (calor seco).
Ahora sí, ¿de dónde sale esa temperatura? De miles de procesos distintos. El principal es el que dije en el post que desencadenó todo: la tasa metabólica basal. Cuando las células intentan extraer la energía existente en los alimentos para poder aprovecharla, hay una parte que se "escapa" en forma de calor no aprovechable. Es más, cuando esa energía que sí se pudo captar se usa en otro proceso que la requiera, se pierde otra parte también como calor. El metabolismo basal es el normal que todas las células necesitan simplemente para mantener el organismo en funcionamiento. Por otro lado está el metabolismo adicional que los músculos generan siempre al contraerse (porque utilizan más energía) o la energía extra que se usa en los procesos digestivos. Por fricción se genera calor de dos formas: por el rozamiento de las fibras musculares entre sí y con los tejidos cercanos, y por el rozamiento de la sangre con los vasos (que produce la caida de presión a nivel de las venas y eso favorece la circulación). Algunas hormonas como la adrenalina o las tiroideas también pueden aumentar la generación del calor. Todo esto no es, por supuesto, al nivel de una sola célula, sino de billones.
Bueno, ¿y cómo se regula? También hay muchísimos mecanismos. Tanto la piel como los órganos internos tienen sensores térmicos, y son distintos los sensores de frío que aquellos del calor (sé que a toooodo el mundo le encanta repetir, para ganar cualquier tipo de discusión "lero lero, el calor es la ausencia del frío", pero para el cuerpo son cosas distintas). De hecho, hay diez veces más sensores de frío que de calor por unidad de superficie, deduciéndose que al cuerpo le preocupa mucho más el descenso de la temperatura que el ascenso (vean arriba que el margen que existe para que baje la temperatura corporal sin que provoque daños es casi inexistente, contrario al ascenso de la misma, que puede ser de varios grados). Una vez que el cuerpo se enteró que hay un cambio en la temperatura tiene dos opciones: si la temperatura está alta, tiene que eliminarla; si está baja, tiene que conservarla.
Para eliminarla tiene que hacerlo a través de la piel porque está en directo contacto con el exterior. Como el aire está siempre en movimiento, tiene la capacidad de "barrer" el calor y ayudar en el proceso (por eso los vientos fríos dan tanto más frío, porque se llevan el calor que vamos generando). La sangre es la que agarra el calor que tienen los órganos internos y lo llevan hasta la piel, y acá es donde aparece uno de los mecanismos principales de regulación térmica: se puede regular el grado de dilatación de los capilares para permitir o no el paso de sangre (desde casi cero hasta algo así como el 30% del caudal sanguíneo total por minuto). Y es por eeeso que cuando hace mucho calor nos ponemos rojos y cuando hace mucho frío, completamente pálidos: porque se abren los capilares para eliminar calor o se los cierra para conservarlo en el cuerpo, respectivamente. El sudor es otra forma: como el calor específico del agua es tan alto, se necesita entregarle mucha energía para lograr evaporarla; mientras se le va entregando, esa energía queda en el agua del sudor y no vuelve al cuerpo (cuando los animales jadean hacen lo mismo, pero como su piel no tiene glándulas sudoríparas lo hacen a través de la lengua; la respiración agitada con la boca abierta ayuda a que el aire se renueve todo el tiempo, llevándose el calor). Por último, la reducción de la tasa metabólica también ayuda a no generar más calor del necesario.
Para conservar el calor, los mecanismos son un poco lo contrario. Se cierran los capilares, se produce temblor en los músculos (que ya vimos que ayudan bastante en la producción del calor), se incrementa la termogénesis química (producción de calor a partir de los alimentos), etc. La razón por la que se nos pone la piel de gallina es porque hay algo que se llama "piloerección" (paramiento de los pelos), que es un mecanismo que nos quedó de cuando teníamos mucho más pelo y que usan los animales que todavía lo tienen: la idea es parar los pelos de todo el cuerpo y generar un espacio por el cual el aire no pueda circular (es el mismo mecanismo por el que la ropa ayuda a conservar el calor). Pero el mecanismo más importante de todos es la regulación por medio del comportamiento: los receptores térmicos le dicen al cerebro "Che, mirá, por acá está haciendo frío, ponete media pila"; y como es el principal interesado en que todo funcione, agarra y manda las señales al resto del cuerpo para salirse de ese lugar frío o para conseguir algún tipo de abrigo.
Y llegamos al meollo del asunto: ¿qué es la fiebre? No es más que la pérdida de la capacidad del cuerpo de regular el calor. Existen algunas toxinas (cositas tóxicas que producen las bacterias malas malas) que tienen la capacidad de alterar las funciones regulatorias del cerebro, evitando que se libere el calor. Otra forma es que al contactar con las células de la inmunidad, las bacterias hacen que éstas liberen unas cositas que se llaman "interleuquinas", que a su vez provoca la síntesis de otras cositas que se llaman "prostaglandinas" las cuales a su vez estimulan al cerebro para generar la reacción febril. Las aspirinas tienen el efecto de inhibir la síntesis de prostaglandinas, y por eso tienen la capacidad casi inmediata de parar la fiebre.
¿Contentos?

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